El Gusto de Escribir

Belleza y armonía son la sinfonía de tu tibio amanecer, no existe, no hay otra cosa que no pueda ver, que no sea tu amor pincelado por doquier. Me siento francamente agradecida por tenerte en mi vida, y aun más por recibir tu amor y sentirme bendecida. Vivo amándote y encontrándote en cada cosa de mi día. Amándote con cada pensamiento, con cada lágrima, con cada vibración a mi alrededor. Amándote, en todo lo que hago, en todo lo que doy, amándote así puedo saber quién soy. ¡Amándote!

Iluminación, sentirte constante en lo profundo  de mi corazón. Iluminación, contemplar las aves  desplegando su vuelo sin aparente dirección. Iluminación, observar el verde del árbol frondoso que te invita a la imaginación. Iluminación, el cielo celeste despejado con salpicaduras de tintura anaranjada que abre paso a la oración. Iluminación, ver un árbol de hojas desolado y comprender que todos  tenemos  en este Universo, para existir una razón. Iluminación, escudriñar al fondo, la montaña  y comprender que el dharma en la vida es el camino decidido hacia tu bendición.

Luz inmaculada de toda ilusión alejada. Brillas en mi ser interno eres el reflejo de lo eterno. De este mundo no te contaminas, eres liberación y hacia ella nos encaminas. Nada es más significativo que sentir tu luz y envolverme en tu abrigo. Toda la vida es un sueño en donde  el único dueño es el amor del alma. Ahora entiendo, el significado: acepto la luz desde la luz de mi alma.

                                                   En el amanecer de mi alma, vi tu amor reflejado en un cielo tenue de luz naranja silencioso y apaciguado de tu amor impregnado. Vi que estaba amaneciendo sentí que estaba nuevamente naciendo. Limpia del pasado, sin temor al  futuro, disfrutando ese momento. Sin miedo, sin dolor, solo tú en mi corazón y mi mente. Apreciando absorta ese nacimiento, sentí que el tiempo no transcurría, que el Sol para mí salía. Sentí mi interior envuelto en esa luz, que una con mi alma se hacía. ¡Que bello amanecer! ¡Que lindo despertar! ¡Que bendición es volver a nacer!