El Gusto de Escribir

Callada siento, veo, escribo, reflexiono y profundizo mejor. En silencio aprendo, medito, valoro, aprecio más. Sigilosa crezco, hablo, escucho y calculo distinto. Es un don especial estar dispuesto a escuchar, antes de hablar. Me gusta apreciar, en silencio pensar, para luego aportar.

Yo estoy en ti tú estás en mí, sin separaciones no hay distinciones ni complejos ni complicaciones es un largo tú que vive en mí, un tímido yo que vive impregnado en ti. Porque así lo has anunciado, regalas a la vida tanto amor, que en definitiva no vemos el premio absoluto de siempre estar contigo a flor de piel para estar realmente vivos. Mi yo es un grito de tu universal tú, que siempre así sea.

                                                       Y creció... aquella pequeña semilla que sembramos un día. Por fin germinó, su belleza es delicada, en su centro apasionada. Aquella semilla que sembramos un día, se asomó con gracia a saludar la vida, ya floreció. Ella... ella ni cuenta se dio, pero es evidente que se ha formado, alimentada de toda la riqueza que absorbió. Aquella semilla que pusimos con nobles propósitos hoy da sus frutos hermosos. creció... Dedicado a mi pequeña flor, Andrea.

  Mi corazón acongojado muere lentamente desganado, sin sentido, sin libertad. En la oscuridad de mi humanidad siento la falta de libertad, en la que caí preso de mí, o de lo que creí.  Mas mi vida se marchita c ual rosa en descontento, en el tibio aposento que adornaba. Pero la falta de libertad la desmiembra de sus pétalos que una vez fueron bellos, como la libertad que ahora anhelo, deseo y cuento .  

                                                 En vez de medir las calorías no sería mejor medir  el afecto que puedes profesar en  tu día. En vez de medir los carbohidratos de muchas o pocas comidas sería mejor medir las sonrisas que despierten alegrías. Por qué no medir lo bueno que has hecho, en vez de medir la masa corporal, hay cosas más importantes, de carácter trascendental. Al fin de al cabo tu cuerpo no es más que un vestido que tarde o temprano te quitas. Mejor mide las pasión y energías que le pones a la vida en vez de las kilocalorías. No midamos vanidades ni calorías, midamos el amor que ponemos, cuánto compartimos, apoyamos, cuánto, cuánto amamos...

                                                            Señor que tus palabras me hablen con sus labios. Que tu dulzura se impregne en su ser. Que la profundidad de tu mirada, en sus ojos me contenga. Que pueda con humildad aceptar tu voluntad a través de su acción. Que tu aura sea  la que lo colme y en su humanidad se desborde. Que seas tú al que encuentre en cada paso que atraviese su vida. Que seas tú  el que en  su vida me guíe y me llene de alegría.

                                             Osilación constante entre lo amigable y lo poco amable. Osila mi día entre la alegría de despertar y la poca consciencia del otro lado que te hace naufragar. Sentimiento extraño entre lo admirable y todo el resto a milímetros detestable. Dos extremos sin empatía nada aconsejables,  crees por unos momentos que su causa es el entorno. Pero pareciera ser un soborno de tu mente, pues no es más que una fueza extraña que aunque no te guste por momentos te acompaña. Péndulo de polos opuestos, de días buenos con  sentimientos siniestros. Péndulo, entre el matiz feliz del infeliz minuto del día.

                                           Tomé su mano, suave y cálida, sentía una ferviente energía. Emitimos la primera estrofa de tan preciada profesión. Me miró la miré, sonreí ella  agradeció. Sin saberlo yo, miles de lágrimas corrieron hacia mí. Sentí más cerca que nunca, a Dios. Padre nuestro tú que estás... en ella, en mí en las dos.