Canto a la luna

Cuentan que una noche la Luna
bajó a la Tierra, en medio de la oscuridad,
se abrió camino en busca de su destino.
Se metió en un que otro hoyo de nube, se posó cerca de una arroyo, aunque le costó, bajó en esa noche hermosa que se hizo misteriosa.

El cielo quedó desolado, necesitaba la Luna a su lado.
Sin embargo la Luna estaba decidida, a encontrar el amor en su vida.

Como era cuarto menguante, se hizo bote en un instante,
dicen que navegó por horas y que se sentía sola, la suya parecía una causa perdida, ¿En dónde el amor encontraría?

Luna de triste mirar estaba convencida, el amor a su vida vendría,
tantas veces había rogado, cómo es que no ha aparecido, por qué no se ha sentido bendecida, Luna estaba adolorida.

Siguió en su faena hasta muy entreda la noche, hizo de sus lágrimas un derroche.
Un grillo obserbó lo que pasaba y de la Luna quedó prendado, aunque sabía que su
tamaño no era suficiente, solo pidió cantar a su lado.

La Luna se sintió maravillada, y en un instante todas las emociones las vivió, se sonrojó y de nervios se llenó, porque aquello que pidió, Dios se lo concedió.

No puede ser señor, -¿Cómo me podría usted demostrar su amor?
-Muy querida señona mía -dijo el grillo- cuando usted se asome al firmamento
yo estaré muy contento de cantar el amor que por usted ,yo siento.
La Luna se sintió enamorada de aquel bello canto que a compaces cortos la acompañóaba.

-Ahora debo retirarme -dijo la luna con media sonrisa- no sin antes su promesa recordarle,
-Esté usted segura, mi canto la acompañará que no le quepa duda.

La Luna se sentía tan contenta, que esa noche evitó una tormenta, y desde entonces el grillo deleita a la luna con su cantar
¿Valió la pena bajar a navegar?

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