El Gusto de Escribir

Pensé que me moría una tarde que escribía, y en la penumbra... ya no te sentía. Pensé que me moría cuando tu nombre salió de mi vida, sin despedida, pensé que mi vida acabaría. Porque en las madrugadas ya no serías mía. Pensé que ya no estarías en cada partícula de viento, pensé que no podría vivir sin lamento. Pensé que me moría que mi corazón rodando caería, pensé que sentir estaba en la lejanía , pensé que olvidarte no podría. Todo eso lo pensé, pero luego recapacité y mira como es la vida que luego comencé a valorar amar lo que me rodea y agradecer lo que tengo. Gracias, porque pensé que me moría, pero no es cierto puedo sin ti vivir mi vida, me alegra  haber sido yo, quien dio la despedida.

Quédate conmigo, hazte presente en cada estribillo, quédate dulce amigo, porque es por ti, por quien vivo. Quédate para abrigar las noches sin calma, permanece en los rincones de mi mente, en cada parte de mi alma. Quédate, despliega tu luz en mi vida, cura mis heridas, quédate, no a medias, quédate en mi ser todos los días. Quédate, que pueda resurgir en ti, que pueda sentirte siempre junto a mí, no te muevas de aquí, quédate... Quédate no me dejes, nunca te vayas, baña mi corazón con tu armonía, ayúdame a hacerla siempre mía. Quédate en mi vida, ampárame con dulces alegrías, mantente constante en cada inhalación de mi día. Quédate