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Mostrando entradas de abril, 2013

Mendigo de amor

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Limpió su cara sucia sabía que debía empezar un nuevo día aunque no entendía, por qué; pues desde su ventana observaría lo mismo de cada mañana. Soledad y sufrimiento fueron arrugando el don de su pensamiento. Nació en la calle, su inhóspito hogar, lleno de bichos raros reales e imaginarios. Lleva algunos años tomando lo que puede de quien no quiere. No sabe bien lo que es un baño solo sabe que en su corazón se le clavo el daño de la mala  suerte o tal vez del karma que da a cada quien lo que merece, pero mientras lo aprende nuestro pequeño en la calle crece. Amor y cariño están ausentes en su vida desde niño. Sin vergüenza, sin dignidad, ni identidad pero con la gran necesidad de amar y ser amado. ¿Qué hubiera pasado si hubiera recibido el amor que su alma ha necesitado?

Olvidaste

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Acaso olvidaste las tardes en que contaba las horas como gotas tras la puerta, esperando verte aparecer, muchas veces contento, algunas otras con algún mal sentimiento. Dejaste pasar tantos momentos, yo oculté tantos sentimientos pero los que vivimos o nos dimos fueron haciendo camino, estrecharon nuestros lazos. Olvidaste las historias que con tanta vida encarnabas para que yo las oyera, quizá para que tú las disfrutaras; dejaste de verme sonreír cuando tu boca pronunciaba palabras impropias. Se fueron desvaneciendo tus pequeños chistes llenos de jolgorios, los tantos libros del escritorio que pena acaso ya olvidaste... Olvidaste cuanto te necesitaba, me dejaste olvidada me costó tanto sentirme por ti amada; ahora me pregunto si eres tú el que olvida o yo la que nunca apreciaba los pocos pasos que tú dabas. Olvidaste?

Pequeña mía

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Pequeña mía, hoy yace tu manto de ilusión y fantasía, te quedas poco a poco sin vida; la tibieza de tu cuerpo te abandona, das con dificultad tu último aliento. Pequeña mía, siempre sonriente, indiferente al mundo y su locura ingenua ante la maldad, vivías en un cerro de ingenuidad. Tus pequeños pies entre el llano jubilosos desaparecían, de tantas flores te hiciste amiga, en las piedras dejaste derramada tu miel de felicidad. Pequeña mía, hoy te alejas de lo que tiene vida, más me dejas la belleza de tu alma la simpleza de tu espíritu. No sabe nada el que acumula documentos, quien lee y quien se cultiva; eras tú muy sabia, llenándote de naturaleza y de vida sencilla. La nobleza de tu corazón son vestigios de tu grandeza, te decían "niña salvaje", más con tus actos demostrabas que el amor carece de linaje. Con tu imaginación transformaste días silenciosos y nublados en días de color y de armonía, dejando atrás el aburrimiento, con el calor de