El atardecer

(Por: Lucía de Enríquez)



Todo tiene un ciclo, un lugar
su equilibrio para reposar,
todo se ubica en donde debe,
todo calza con la disciplina
divina.

Así al final de la tarde
cumpliendo su cometido
llega el atardecer
que en su espléndido vals
se deja ver.

Haciendo reposar a su buen amigo,
el Sol, entre capas de nube aterciopeladas
dando pinceladas anaranjadas
va cayendo como deteniendo el tiempo
o el tiempo deteniendo el Sol.

El Sol acurrucado en la palma del
cielo amansado, lo va meciendo
delicadamente haciendo cada
atardecer eterno y diferente.

En un cúmulo de silenco, rodeado de
rayos que anuncian aquel momento,
se envuelve y se engalana entre rizos de
nube porcelana.

Se deja caer, escondiéndose en el horizonte.
y se pierde en la ventana del mundo
para que salga otra vez quizá mañana.

Todo tiene un lugar singular, todo tiene un bello momento

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