Tu mano
Tomé tu mano aterciopelada
y en un instante floreció mi madrugada.
Transcurrió un minuto, una hora o un segundo,
pero al toque de tu mano me fui de este mundo.
Sentí la tibieza de tu mano y mi cuerpo
trascendió lo humano, en la pureza de tu calor
me envolví, no quería, no podía salir de ahí.
Sobé tu piel y me bañé en destellos
intensos de luz color miel.
Tomé tu mano y nací,
amé profundamente
cuando tu mano sentí.
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