El Gusto de Escribir

Me gusta la fuerza de tu mirada, en el cielo hermoso reflejada, me gusta tu sencillez equilibrada. Me gusta lo que siento, cada vez que te encuentro. Me gusta mi día contigo compartido, me gusta que expandas conmigo tu brillo, me gusta tu aroma primaveral, me gusta tu sonrisa de luna angelical. Me gustan tus colores preciosos, tus caprichos hermosos, tus emociones a flor de piel tus detalles dulces como la miel. Me gusta tu definición ante el mundo, me gusta que me quites el aliento. Me gusta al verte sentirme contento, me gusta tu divino talento. Me gustas completa, me gusta lo que viene de ti, me gusta lo que puedes obsequiar con solo el hecho de estar ahí. Sencillamente me gustas, bella naturaleza.

Me encanta la mañana, huele a tierno amanecer, me gusta el cielo que la acompaña, me gusta con ella verme crecer. Me gusta la vida que tengo, la bendición de sonreír, me gusta la alegría de mi corazón, me gusta lo que puedo sentir. Me gusta lo que hago, me gusta lo que soy, aprecio a mis amigos, me gusta lo que doy. Me gusta ser decidida, me gusta hablar con la verdad, por mi vida estoy agradecida, el amor lo entrego con sinceridad. ¡Me gusta vivir! Para mi hija Andrea

Iba entre danzando, igual a un copo de flor, un nuevo amor iba celebrando. Como movida por el viento,  sus nobles pasos elevaban su hermosura, se sentía enamorada, de eso no queda duda. Era tal su encanto, que todo lo que tocaba de bienestar lo llenaba, su felicidad era su mágica verdad. Bailando con atractivo primor, iba dando primorosa vida en cada paso que daba. Más todo lo que empieza acaba, sin que ella pudiera imaginar, en un segundo de tiempo se derrumba aquél maravilloso encuentro, con la danza del momento. Ella deja su bailoteo y el dolor quedó en su corazón expuesto. Sin querer saber lo que pasaba, abrió paso a la agonía que sentía, apeló a la vida: ¡Eso ella no lo merecía! Tardó en comprender que todo amor de hoy y de ayer, deja una enseñanza para crecer. Más tardo... tardó en volver, a retomar su baile y sentir que danzaba en el aire. Luego de algún tiempo, su baile encontró el sentimiento para ser tan bello y mejor que el

Amor, el silencio profundo lindero entre éste y otro mundo, silbido de un corazón que extraña sonrisa limpia de cada mañana. Amor, la base fundamental de un sentimiento ancestral, la dulzura de un momento sentimental. Amor, la tierna flor que se entrega la madrugada que con el viento juega amor, la caricia sin  espacio ni tiempo. Amor, la esperanza de una profunda mirada  una inspiración sin abrumar, una ilusión inagotable como el mar.  Amor, torrente divino que deja huellas en el camino, paisaje precioso que completa la vida y todo lo vuelve hermoso.

Te entrego... Mi corazón para que lo llenes de tu pasión. Mi alma para que con tus manos la puedas moldear. Mi ser para que con tu dulzura lo sepas cuidar. Mi luz para que con tu sonrisa la hagas brillar. Mi vida para que la llenes de tu alegría. Mi amanecer para que dentro de el, tú me puedas ver. Mi amor desbordante para que con el tuyo se pueda fundir y hagamos sublime el compartir. Mi existencia para que la llenes de tu transparencia. Te entrego todo lo que soy.

Tu amor incomparable pinta bellos amaneceres con calma en lo más profundo de mi alma. Llenas de luz mis ojos vuelves el cielo de suaves tonos rojos. Me haces sonreír te presiento indispensable para vivir. Tu amor incondicional brota de lo profundo de tu claro manantial. Das y diste sin esperar recibir, eres ternura y suavidad estás siempre llena de verdad. Me diste vida y estaré eternamente por ello agradecida. Me amas y te amo desde siempre sinceramente Gracias mamá

Por ti mujer nacemos Por ti mujer aprendemos Por ti mujer vivimos Por ti mujer pecamos Por ti mujer nos enamoramos Por ti mujer, hombres nos hacemos Por ti mujer cambiamos el mundo Por ti mujer somos padres Por ti mujer aventuras, sueños y realidades emprendemos Por ti mujer la vida la vivimos Por ti mujer Sergio

Huele a Dios a su cálido aroma a la verdad de la vida que se asoma, a su mágico momento huele a la danza cósmica del firmamento. Huele a Dios  y a su divino amor huele a luz en mi interior. Huele a su torrente de agua bendita huele a sonrisa plena de quien en él medita. Huele a  Dios en cada gesto amable en la luna inagotable, en la cima del mundo en el despertar de lo profundo. Huele a Dios en la caricia eterna de viento en la suave brisa de un sentimiento, en la felicidad expresada en una tierna mirada, en la alegría compartida en los momentos felices de la vida. Huele a Dios en los sublimes encuentros en la verdad de lo que siento en la sinceridad de una palabra en la fortuna de una historia en un momento de gloria huele a dios al sumergirme en mi ser... pero también en todo lo que puedo sentir y ver. Huele a Dios en todo momento en todo lugar huele a su perfume eterno que nadie puede igualar huele a Dios