Hay tanto que no conozco de ti
conozco de ti, pero hoy
decidí entregarme por
entero a ti.
Llenarme de tu dulzura,
que todo mal y posible
tormento cura.
Hay tanto que no conozco
de ti, pero con solo pensarte
veo la paz en mi rostro.
Con gran amor yo te ofrezco
cada latido de mi corazón,
que pueda amarte, servirte y
encontrarte en el otro que
es un reflejo de ti y de mí.
Con humilde sinceridad
te pido que pueda encontrar
en ti, mi mayor verdad.
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