Quién soy realmente?

Paseaba sereno un indigente, hablando para sí,

lleva trabada una pregunta entre el pecho y la mente.

¿Quién soy realmente?

Veo que hay un vacío eminente

que me domina quiera o no quiera de repente.

Qué es lo que soy si se supone que mi esencia es divina,

como pueden controlarme pensamientos

y sentimientos con hedentina.

Qué es lo que mi interior guarda realmente

si me dejo llevar por lo que maquila mi mente

puede que haga daño aunque sea inconsciente.

Si Dios es mi guía, mi guardián no puedo seguir en la inmundicia,

en mi viaje constante lleno de dolor y un amargo sabor,

quisiera irme a toda prisa.

La vida está llena de tantas cosas, pero solo una verdad que no cambia

una bendita necesidad por algunos desconocida

pero es lo único que realmente da felicidad.

Soy más de lo que puedo expresar

y si un día hago bien y otro mal

espero corregirlo, si me da tiempo

y ser perdonado, no condenado.

Con esa nube de pensamientos, preguntas y reflexiones

se acostó en la banqueta, la misma que lo

acogió tantas noches, y con una lágrima

sonrió diciendo: no soy más que un solitario humano

lleno de Dios, y en un suspiro se entregó en paz.