La primera opción


Siempre quise ser la primera opción
de alguien, no sé porque tenía la ambición
equivocada o quizá mi alma necesitada
de amor y de cariño pero desde que era un
niño quería, corría y hasta mentía para ser
visto, escogido o amado en primer término.

Luché con uñas y dientes para verme en el
primer lugar de todo lo que podía, fingía ser
perfecto en las multitudes o en lo discreto
para que todos se fijaran en que yo era
según mi opinión, la mejor opción.

Competí para seguir adelante, muchas veces
lleno de dolor y de envidia veía como se
escogía a gente según yo equivocada y que
bajo mi visión no aportaba nada, pero todo
era cuestión, de ser yo la primera opción.

Fui creciendo en ese barullo de pleitos e hipocresía
hasta que un día descubrí que el que decía ser yo
se desvanecía porque no me di tiempo de
sentir solo de competir, por ser la primera
opción. Di vueltas e hice conjeturas en
mi corazón.

Hasta que un día oí una voz que me decía:
tú eres mi primera opción y te amo de corazón.
Mi espíritu resurgió, mi alma se concretizó
todo lo que había sido y vivido quedaba sin efecto;
porque ya era en efecto para alguien el primero;
entonces pregunté: ¿Quién es usted?

Con tonos de voz sublimes oí entre clarines y voces celestiales:
Soy Dios.

Grité con lágrimas acompasadas ¡soy la primera opción de Dios!
me sentí feliz, en mi corazón por fin había paz.
tú también eres la primera opción.

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