El lenguaje interno positivo
El lenguaje interno positivo
no se quiere quedar conmigo,
mil cosas ronronean en mi
cabeza.
Esta mente y su naturaleza,
es como un potro desbocado,
no puedo hacer que se quede
quieto y callado.
Respiro, trato de distraerlo,
pero como remolino atolondrado,
viene a revolver lo positivo que
he cavilado.
Así pues, ni comiendo sátvico
se tranquiliza, es hora de darle
una enseñanza o quizá quiera
una paliza.
una paliza.
La única manera que encontré
para calmarla y aquietarla es repetir
el nombre de Dios para que el
lenguaje positivo se quede conmigo,
por fin feliz, otra vez respiro.
el nombre de Dios para que el
lenguaje positivo se quede conmigo,
por fin feliz, otra vez respiro.
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