Suelta la rienda
Suelta la rienda, no es para nada
agradable, el control llega a cansar,
hasta hacerse realmente detestable.
No tienes por qué querer todo controlar,
cuando no eres dueño de nada.
Somos pasajeros, eternos viajeros, para
evolucionar en el aprendizaje, que no
lleve anclaje.
Pero el control hace en el lodo atascarse
y a nada doblegarse.
Que absurdo supuesto poder, si nada lo
decidimos, todo está determinado.
Mejor hay que soltar, dejar con confianza
que las cosas sucedan y sonreír, si pasan
que bien sino también.
Como decía mi abuelo, si tu mal tiene
remedio de qué te afliges y si no lo tiene
de qué te afliges.
Sin control se respira mejor y ves el
mundo de otro color. Suelta la rienda
o se te acortará la senda.
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