Ahí estaba yo
Ahí estaba yo
sentado al final
con mis lentes
oscuros, quizá
para que no me vieras
quizá para poderte ver.
Leías tus poemas sencillos
con una dulzura de niña
y tu pelo con listón me
hacían verte con ilusión.
Ahí estaba yo
como embobado, sonreías
y yo moría, respirabas y
yo temblaba.
Ni te conocía y supe que
te quería, solo sentía y todo
lo que viví, se movía frente
a ti, dulce pequeña mía.
Y estaba ahí, solo para ti
besé tu mano y todo mi yo
te di, ahí estaba yo, enajenado
de ti.
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