Me puedo acostumbrar
Me puedo acostumbrar
a pasar desapercibido
la belleza del sol y su
brillo.
Puedo hacer de mis
hábitos un caldo de
sabor y pasión sin
nada de introspección.
Puedo pasar sin ver
una mano amiga,
una mirada profunda,
el objetivo de la vida.
Pero puedo empezar
hoy a acostumbrarme
a buscar en mi interior.
A valorar lo bueno
que es el amor, a
apreciar el milagro
en lo sencillo.
A sentir que Dios siempre
está conmigo y que soy
la expresión silenciosa
de la delicadeza de su
afecto.
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