El encuentro
Me vio con toda esa dulzura, mi
aliento se paró, una mariposa
revoloteó en mis entrañas y de
manera extraña me sentí atraída.
Luego sonrió y yo hice como que no
quería observar, aquellos
hoyuelos en las mejillas
tan simpáticos e interesantes.
Desde mí hacia él
había una respetable
distancia que se anuló cuando
me llamó.
Respirando profundo me encaminé para ver
qué se le ofrecía, cuando llegué
me fui de este mundo al escuchar
su tono de voz tan tierno y profundo.
Supe que luego de esto ya no sería igual,
trataba de poner atención
pero no había en mí un ápice de
concentración, sólo oía el latido
de mi corazón que se aceleraba.
Dándome la bienvenida, explicando
mis funciones en esta vida, solo mi
corazón funcionaba, porque lo cierto
es que mi cerebro estaba desierto.
Y así como flotando me fui acercando
a mi día, sin recordar otra cosa que
no fuera su amabilidad y un candor
encantador.
Solo existía un mágico suspiro de
aquel encuentro tan santo y angelical
que todavía me hace temblar.
Continuará...
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