Somos como el elefante de circo
Pese a su gran moldura
permanece encadenado
a una pequeña atadura,
que con solo un movimiento
podría arrancar.
Cuando era chico
lo intentó, y no pudo,
luego se acostumbró
a vivir encadenado
se acostumbró.
Lo mismo nos puede
pasar, dejar de procurar
regresar a la fuente divina.
Llegamos a acostumbrarnos
a lo cómodo y la rutina que
nada nos motiva a excavar.
Y es la única forma del tesoro
encontrar, busca por dentro para
expresar libre los sentimientos.
No nos abandonemos a la poca
lumbre cuando tenemos todo
el fuego del firmamento.
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